El cierre definitivo de la Fábrica de Bolsas Industriales (FABI) en Hinojo dejó a toda la comunidad de Olavarría en shock. La decisión de la multinacional chilena CPMC implica la pérdida de 100 puestos de trabajo directos y al menos 50 empleos indirectos, según informó Sergio Urrutia, integrante del Sindicato de Papeleros de Olavarría, en diálogo con Todo Provincial.
“Somos como mínimo 150 personas sin trabajo. A los trabajadores de planta hay que sumarles los tercerizados: mantenimiento, limpieza, comedor, talleres externos. Todos quedamos afuera”, lamentó Urrutia.
El cierre fue sorpresivo, sin previo aviso, a pesar de que la planta aún contaba con material disponible para continuar la producción. “En el momento en que nos estaban comunicando el cierre, estaban llegando camiones desde Brasil con bobinas de papel. Ni siquiera les avisaron que no vinieran. Fue intempestivo”, contó.
La decisión fue tomada por el grupo chileno CPMC, uno de los holdings papeleros más grandes de Latinoamérica, con presencia en Chile, Argentina, Brasil, Perú, México y Europa. En Argentina, además de FABI, poseen la Papelera del Plata, con operaciones en Buenos Aires y grandes extensiones forestales en Misiones.
Según Urrutia, la empresa no sólo cerrará FABI sino que desmantelará por completo la planta y trasladará toda la maquinaria a Chile. “Extraoficialmente nos llegó que ofrecieron fabricarles bolsas desde Chile a nuestros principales clientes, como Cementos Avellaneda y Loma Negra. Fabricar afuera y traer el producto a Argentina”, señaló.
El contexto económico nacional, la caída de ventas y la flexibilización de las importaciones serían factores clave en la decisión. “Les sale más barato producir en Chile. Acá no quieren seguir”.
FABI tiene 65 años de historia en Hinojo, localidad que conta con menos de 3 mil habitantes. En su mejor momento llegó a tener 250 empleados y fue durante décadas la principal fuente laboral del pueblo ubicado a 20 kilómetros de Olavarría. “La compró esta empresa chilena en los años 90. Antes eran propietarios de la zona. Hoy somos simplemente un numerito para ellos”, expresó con tristeza.
El golpe no es sólo económico sino también simbólico. El retiro de maquinaria hace suponer que no habrá vuelta atrás. “Lo más probable es que no vuelva a funcionar nunca más”. Además, para Olavarría es el segundo despido masivo en pocos días luego del cierre de la línea de pisos de Cerro Negro.
Desde el sindicato, la situación es frustrante. “Legalmente no podemos hacer nada. Pagan la indemnización completa más un 15% adicional. El Ministerio de Trabajo también nos dijo que, si cumplen con eso, pueden hacer lo que quieran”, detalló Urrutia.
La empresa comenzó a hablar de forma individual con cada trabajador para cerrar acuerdos. Si no se llega a un arreglo, los telegramas de despido llegarán el viernes. “La mayoría ya se dio por vencida. Muchos aceptan porque necesitan el dinero. Hoy no te alcanza para mucho, pero es algo”.
Detrás de cada despido hay una historia. “Hay gente con más de 40 años de fábrica, y chicas que entraron hace un mes. Yo tengo 59 años y 29 trabajados. Me faltaban años para jubilarme. Hay de todo”, relató.
Para cerrar, Urrutia comentó que la empresa contrató una consultora privada que brindará asesoramiento financiero y capacitación para la reinserción laboral. “Es una lavada de culpa disfrazada. Te enseñan cómo gastar tu indemnización y cómo armar un currículum. Pero el daño ya está hecho”.